Para tener paz en el alma
¿Cómo honrar a los Santos Mártires, evocando todo lo que aceptaron sufrir por amor a Cristo, cuando nosotros mismos no somos capaces de soportar la más mínima tentación?
No hay nada más excelso que la paz en Cristo, que desvanece cualquier ataque de los espíritus (malignos) de lo etéreo y del mundo. La paz del alma se adquiere con la paciencia en el sufrimiento. La Santa Escritura dice: “por el fuego y el agua atravesamos; mas luego nos sacaste para cobrar aliento” (Salmos 65, 11). El camino de quienes buscan hacerse agradables a Dios está lleno de sufrimiento. ¿Cómo honrar a los Santos Mártires, evocando todo lo que aceptaron sufrir por amor a Cristo, cuando nosotros mismos no somos capaces de soportar la más mínima tentación?
No hay otra cosa que ayude tanto a alcanzar la paz interior, como el silencio y aprender a discutir más con nosotros mismos que con los demás.
Un elemento clave de la vida espiritual es la experiencia interior y la labor silenciosa del corazón.
La Gracia de Dios cubre al hombre que se esmera en estar en paz y lo conduce a la serenidad más profunda. Al principio, el alma se tranquiliza, y después desciende sobre ella la Gracia del Espíritu Santo, como dice el salmista: “Su morada se ha hecho en Paz” (Salmos 75, 2).
(Traducido de: Un serafim printre oameni – Sfântul Serafim de Sarov, traducere de Cristian Spătărelu, Editura Egumenița, 2005, p. 325)