¡Pase lo que pase, tú sigue orando!
Incluso en muchos santos podemos encontrar una vida de oscilaciones, con ascensos y descensos. Porque la Gracia se va por momentos para que no te envanezcas, para que no digas: “¡Hasta dónde he llegado!”.
Si te hallas en un estado de recrudecimiento (de alguna enfermedad) interior y ves que tu fe se debilita, ¡ora para que esa fe siga firme!
Incluso en muchos santos podemos encontrar una vida de oscilaciones, con ascensos y descensos. Porque la Gracia se va por momentos para que no te envanezcas, para que no digas: “¡Hasta dónde he llegado!”. La Gracia se aparta para que te hagas humilde.
Cuando nos sentimos asaltados por una cierta impresión de sequedad espiritual y hasta nos parece que “vivimos en vano”, es que todo eso es permitido por Dios para que nos hagamos humildes. Pero tenemos que entender que no se trata de hacernos humildes para obtener un efecto inmediato… ¡lo que buscamos es la eternidad!
Luego, hermano, no pierdas la fe. Tienes que estar presente todo el tiempo. Porque no es tanto lo que resuelves solamente orando, sino con la Gracia de Dios, porque tú quieres obtener a toda costa el auxilio divino. ¿Y qué es lo que sucede? Que inmediatamente viene el demonio a aprovecharse de tu mente. Pero no tienes que asustarte, porque Dios no se enoja. Él sabe qué es lo que quieres, no te asustes. ¡Solo sigue orando!
(Traducido de: Arhimandritul Arsenie Papacioc, Despre izbăvirea de întristare, Editura Elena, Constanța, 2013, pp. 31-32)