El que perdona los errores de su semejante, recibirá también perdón por parte de Dios, así como lo prometiera Nuestro Señor. ¡Y cuántos pecados hemos cometido en contra de Dios!

¡Con sólo detenernos a pensar que en el Juicio Final rendiremos cuentas por todo lo que hemos hecho, qué estremecimiento nos provoca el temor! Pero, he aquí que el Señor nos muestra una forma fácil de borrar todos nuestros pecados: “¡Perdonen, y todo les será perdonado!” (Lucas 6, 37).

¡Perdona de corazón las insignificantes faltas de tu hermano hacia tí, y recibirás perdón por tus innumerables pecados en contra de Dios! ¿Acaso hay algo más hermoso y más fácil que esto? Si no somos capaces de perdonar por amor a Dios y Sus santos mandamientos, entonces hagámoslo por lo menos para nuestro propio provecho.

(Traducido de: Arhimandrit Serafim Alexiev, Viaţa duhovnicească a creştinului ortodox, traducere din limba bulgară de Valentin-Petre Lică, Editura Predania, Bucureşti, 2010, p. 142)