Permanecer en la paz y la humildad
El hecho de que no seas como tendrías que ser, no representa una gran sorpresa: has venido a aprender la vida espiritual.
«No importa en qué estado te encuentres: intenta permanecer en un espíritu de paz y humildad, sin juzgar a nadie, sin ofender a nadie, y esfuérzate para que, siguiendo el mandato del apóstol, tu palabra esté condimentada con la sal del espíritu.
El hecho de que no seas como tendrías que ser, no representa una gran sorpresa: has venido a aprender la vida espiritual. Por ejemplo, algo tan simple como el alfabeto no lo aprendiste de una sola vez, y la vida espiritual es una ciencia mucho más sublime. No es algo que se aprenda a toda prisa. Incluso los que fueron más agradables a Dios, como San Basilio el Grande, San Gregorio, San Tikón de Zadonsk y muchísimos más padres, no empezaron a refulgir inmediatamente. Sé paciente y espera la misericordia de Dios».
(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, vol.1, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 162)