Palabras de espiritualidad

“¡Pero qué humilde soy!”

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

Translation and adaptation:

¡No hay humildad sin dignidad! Y la humildad no se transforma en necedad, sino solamente cuando se trata de una humildad orgullosa.

¿Es posible que la humildad se transforme en necedad? ¿Cuál es el límite de la humildad, para no perder la dignidad? ¿Cuándo debe cesar la humildad?

—No tiene que cesar nunca. La humildad es siempre dignidad. ¡No hay humildad sin dignidad! Y la humildad no se transforma en necedad, sino solamente cuando se trata de una humildad orgullosa. Cuando tiene que demostrar algo. “¡Pero qué humilde soy!”.

Un día, al salir de la catedral, iba bajando esas escaleras que, como todos saben, son algo peligrosas, por empinadas y trabajosas. Si uno no está atento, puede terminar impresionando más a los fieles presentes con una caída, que con una buena homilía…

Al terminar el ultimo escalón, una mujer se me acercó y me dijo

—¡Felicidades, Padre! ¡Qué homilía extraordinaria!

—¡Lo sé! 

Recordaba que, al terminar mi prédica, me pareció oír al astuto susurrándome: “¡Bravo! ¡Bien hecho!”.

(Traducido de: Părintele Constantin Necula, Cum să ieșim din mediocritate, Editura Agnos, Sibiu, 2014, p. 97)

Leer otros artículos sobre el tema: