Pídele al Señor que llene de paz tu alma
Si le das paz a tu hermano, el Señor te dará mucha más paz. Pero, si entristeces a tu hermano, indudablemente la tristeza vendrá tarde o temprano a tu alma.
Es imposible que nuestra alma tenga paz, si antes no le pedimos a Dios —con todas nuestras fuerzas— que nos conceda la capacidad de amar a todos. El Señor sabía que si no amamos a nuestros semejantes, no podremos tener paz en nuestra alma. Por eso, nos dio el mandamiento: “¡Amad a vuestros enemigos!”. Aún cuando no amamos a nuestros adversarios, es posible que alguna vez sintamos cierta tranquilidad en nuestro interior. Sin embargo, si amamos a nuestros enemigos, la paz se quedará en nuestra alma, día y noche.
Conserva en tu alma la Gracia del Espíritu Santo: no la pierdas con nimiedades. Si le das paz a tu hermano, el Señor te dará mucha más paz. Pero, si entristeces a tu hermano, indudablemente la tristeza vendrá tarde o temprano a tu alma.
Si te brota un pensamiento impuro, apártalo inmediatamente, que así mantendrás la paz en tu alma. Pero, si aceptas ese pensamiento, tu alma perderá el amor a Dios y no tendrás coraje al orar.
(Traducido de: Sfântul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii și iadul smereniei, Editura Deisis, Sibiu, p. 100)