Piedras vivas
Todos aquellos que se bautizan en el nombre de Cristo se visten en Él y se le asemejan. Por eso es que el Apóstol Pedro llama a los cristianos como lo hiciera Cristo: piedras vivas.
La piedra, que simboliza a Cristo, representa también la fe sólida en Él.
Cuando el Apóstol Pedro reconoció su fe en el Señor, diciendo: “¡Tú eres Cristo, el Hijo del Dios Vivo!”, el Señor le respondió: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré Mi Iglesia”, es decir, sobre la fe de la que el Apóstol acababa de dar testimonio.
Del mismo modo, Pedro (piedra), en su Epístola, llama a los fieles “piedras que viven”: “Acercaos a Él, piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida y apreciada por Dios; disponeos como piedras vivientes, a ser edificados en casa espiritual” (1 Pedro 2, 4-5), porque todos aquellos que se bautizan en el nombre de Cristo se visten en Él y se le asemejan. Por eso es que el Apóstol Pedro llama a los cristianos como lo hiciera Cristo: piedras vivas.
La multitud de piedras en el mundo simboliza la multitud de creyentes de todos los tiempos, desde los inicios del mundo, hasta que éste se acabe. Así, estemos atentos: el Señor le prometió a Abrahám que su descendencia en la fe sería incontable, “como la arena en la orilla del mar” (Génesis 22, 17).
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Simboluri şi semne, Editura Sophia, Bucureşti, 2009, p. 32)