Poniéndonos en el lugar del otro…
Solo entonces nos mostraremos agradecidos con Él, nos dolerá el sufrimiento de nuestro hermano y oraremos con todo el corazón para que Dios lo ayude.
El mejor medicamento para cualquier prueba que enfrentemos es ver la gran prueba de nuestro semejante, que basta con compararla con la nuestra, para darnos cuenta de la enorme diferencia entre ambas y entender el inconmensurable amor que Dios nos prodiga, permitiendo que hagamos frente a una prueba tan insignificante. Solo entonces nos mostraremos agradecidos con Él, nos dolerá el sufrimiento de nuestro hermano y oraremos con todo el corazón para que Dios lo ayude.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Viața de familie, traducere din limba greacă de Ieroschimonah Ştefan Nuţescu, Editura Evanghelismos, București, 2003, p. 222)