¿Por qué Dios demora tanto en enviar hijos a algunas parejas?
Alguien podría preguntar: ¿Por qué Dios no sanó la esterilidad de Sara cuando aún era joven?
Dios le prometió a Abrahám, ya desde su juventud, que multiplicaría su descendencia. Sin embargo, el patriarca debió esperar muchos años hasta ver cumplido aquel pacto. Sólo cuando Abrahám tenía ya más de ochenta años, y a pesar de que Sara, su esposa, era infértil, vino Dios a Mambré para anunciarle la llegada de un hijo.
Alguien podría preguntar: ¿Por qué Dios no sanó la esterilidad de Sara cuando aún era joven? La respuesta puede hallarse en los hechos concretos de la vida cotidiana. (...)
Todo el mundo sabe —y la medicina lo confirma— que cuando los padres se hallan en un exceso de fuerza vital, en una suerte de arrebato de sentimientos, afectados por un concierto de pasión e iniquidades, suelen concebir niños que más tarde crecerán insensibles a todo lo espiritual y divino.
Y, al contrario, si los padres comparten actividades piadosas, en ayuno y oración, si se abstienen de cometer excesos pecaminosos y, sobre todo, si le piden a Dios por su futuro hijo, ofreciéndoselo también, el halo espiritual del Espíritu Santo desciende y se imprime en la “pasta” maleable del niño, registrando en su alma lo que es más bello, bueno y santo.
(Traducido de: Arhimandrit Paulin Lecca, Adevăr și Pace. Tratat teologic, Editura Bizantină, București, 2003, p. 70)