¿Por qué el mundo parece ir a la deriva, bajo la influencia de una fuerza maligna?
Todo esto ocurre porque los hombres están desarmados, porque se han olvidado del poder de la “Oración de Jesús” y de la Señal de la Santa Cruz.
Actualmente, pareciera que el mundo entero se encuentra bajo la influencia de un poder, de una fuerza que domina la mente, la voluntad y todos los poderes espirituales del hombre. Una aristócrata me habló una vez de lo que sucedió con su hijo. Era un muchacho muy devoto; incluso, podría decirse, sin exagerar, que era un ser “puro”. Con el paso del tiempo, el chico se rodeó de la gente equivocada y, dejándose influir por sus supuestos “amigos”, hizo a un lado su fe y se convirtió en una persona rebelde e insolente, como si alguien lo controlara y le obligara a actuar así. Evidentemente, estamos hablando de una fuerza extraña, la fuerza del mal. Su origen es el demonio mismo, y los hombres son las armas de las que este se vale. Es el anticristo que viene al mundo.
El hombre se queda como sin defensa, mientras es dominado por esa fuerza del mal, y no es consciente de lo que hace… A veces, hasta llega a contemplar la idea de suicidarse. Pero ¿cómo es que todo esto tiene lugar? Todo esto ocurre porque los hombres están desarmados, porque se han olvidado del poder de la “Oración de Jesús” y de la Señal de la Santa Cruz. Nadie quiere practicar esa oración, mucho menos persignarse, porque son cosas, para ellos, “anticuadas”, “arcaísmos arqueológicos, cuyo momento ya quedó atrás”.
(Traducido de: Starețul Varsanufie de la Optina, traducere de Pr. Teoctist Caia, Editura Doxologia, Iași, 2011, p. 147)