Es más grave llevar a otro a la perdición con nuestro propio ejemplo, que caer nosotros mismos. Inevitablemente, el abismo será el destino final para ambos. Al contrario, es posible llevar al bien a otro, también con nuestro ejemplo.

Mi salvación depende más de lo que haga por la salvación de otros, que de mi esfuerzo egoísta en salvarme yo solo.

La señal de que nos hallamos en el camino de la salvación es superar nuestro egoísmo, no sólo trabajando para el otro como existencia finita y relativa, ayudándolo solamente en las cosas de este mundo, sino viéndole como existencia llamada a la eternidad. Esta es la forma más alta de estima que podría existir.

(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 1066 la Avva Dorotei, Diferite învățături de suflet folositoare,traducere, introducere şi note de Pr. Prof. Dumitru Stăniloae, în „Filocalia”, vol. IX, Editura Institutului Biblic și de Misiune al Bisericii Ortodoxe Române, Bucureşti, 1980, p.520)