¿Por qué me siento como un viajero en esta vida?
Cuando terminemos felizmente nuestro viaje, alcanzando la Patria Celestial, nos sentiremos protegidos y nos libraremos de toda pena y aflicción.
Los caminantes se protegen de los bandidos portando armas. También nosotros debemos protegernos de los demonios que nos acechan a nuestro paso, con la oración y la Palabra Divina.
Sin descanso, la mente del viajero está puesta en el lugar al que se esfuerza en llegar. De la misma manera, nosotros debemos mantener en nuestra mente la Patria Celestial y nuestro esfuerzo por llegar a aquel lugar. “Corran, pues, de tal modo que lo consigan” (I Corintios 9, 24). El viajero, mientras más avanza, más acorta el trecho restante. Llegado a su destino, el caminante se siente en seguridad, se sosiega y se alegra de haber terminado exitosamente su expedición. También nosotros, los cristianos, cuando terminemos felizmente nuestro viaje, alcanzando la Patria Celestial, nos sentiremos protegidos y nos libraremos de toda pena y aflicción. Nos sosegaremos y gozaremos de la felicidad eterna que recibiremos, con la gracia y el amor por la humanidad de nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!
(Traducido de: Sfântul Tihon din Zadonsk, Comoară duhovnicească, din lume adunată, Editura Egumenița, Galați, 2008, p. 68)
http://www.doxologia.ro/cuvant-de-folos/de-ce-ma-simt-un-calator-prin-viata