¿Por qué nos cuesta tanto aprender de palabras tan sencillas?
Toda la enseñanza del Señor pareciera entenderse por sí misma… y, sin embargo, ¡qué lejos está nuestra vida de realizar esas palabras tan simples, esos grandes mandamientos de Cristo!
Las enseñanzas de nuestro Señor son tan sencillas, tan naturales, que cuando el hombre escucha por primera vez que debe comportarse de tal manera, se siente entre abrumado y sonrojado. “¿Cómo es que no había pensado en eso hasta hoy?”, se pregunta. Pero todo lo que es grande, es simple. Toda la enseñanza de Cristo es, en verdad, muy sencilla. Está dirigida a hombres con corazones simples; la recibieron los más modestos pescadores de Galilea, quienes habrían de devenir en faros para la humanidad entera.
A Cristo lo siguieron, en primer lugar, los hombres más simples, porque cada palabra de nuestro Señor se caracteriza justamente por su accesibilidad y su simplicidad. Toda la enseñanza del Señor pareciera entenderse por sí misma… y, sin embargo, ¡qué lejos está nuestra vida de realizar esas palabras tan simples, esos grandes mandamientos de Cristo!
(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, Predici, Editura Sophia, București, 2010, p. 346)