¿Por qué nos desvivimos, preocupados solo por el día de hoy?
Si no le atribuimos a Él las bondades de las que gozamos en esta vida, ¿cómo podemos esperar de Él las bondades que nos prometió para la vida futura? No seamos tan poco creyentes, sino que pongamos en práctica el mandamiento del Señor: “Buscad primero el Reino de Dios… y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mateo 6, 33).
El cuidado y la precoupación excesiva por las cosas materiales son características del hombre sin fe y también del que cree poco. ¡Ay de nosotros si esperamos hacer todo por nuestra cuenta, excluyendo la esperanza en Dios, Quien siempre nos cuida!
Si no le atribuimos a Él las bondades de las que gozamos en esta vida, ¿cómo podemos esperar de Él las bondades que nos prometió para la vida futura? No seamos tan poco creyentes, sino que pongamos en práctica el mandamiento del Señor: “Buscad primero el Reino de Dios… y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mateo 6, 33).
Es muy provechoso despreciar las cosas que no nos pertenecen, es decir, las cosas pasajeras y perecederas, y desear solamente lo que es nuestro, es decir lo que es perdurable e inmortal. Cuando alcancemos la eternidad, nos regocijaremos en la gloria de Dios, como los Apóstoles en la Transfiguración del Señor, y nos haremos dignos de unirnos con Él de forma totalmente sobrenatural, como los poderes celestiales, porque así lo dice la Escritura: “son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la Resurrección” (Lucas 20, 36).
“Hay un mal doloroso, que he visto bajo el sol: riquezas guardadas por su dueño para su desgracia. Estas riquezas desaparecen en una mala circunstancia; le nace un hijo, y ya no tiene nada en su mano (…) Además, pasó todos sus días en la oscuridad, afligido, deprimido e irritado” (cf. Eclesiastés 5, 12-13-16).
(Traducido de: Un serafim printre oameni – Sfântul Serafim de Sarov, traducere de Cristian Spătărelu, Editura Egumeniţa, 2005, pp. 347-348)