¿Por qué seguimos infringiendo los mandamientos del Señor?
Espabilemos y enmendémonos ante el Justo Juez, porque “¡Es sobrecogedor caer en las manos del Dios vivo” (Hebreos 10, 31).
¿Por qué, amado hermano, con tanta necedad infringimos el amoroso y benefactor mandamiento de nuestro Señor y Salvador? ¿Acaso no nos estremecen aquellas palabras, “malditos los que se desvían de Tus mandamientos” (Salmos 118, 21)? También dice: “Se avergonzarán los que traicionan en vano” (Salmos 24, 3). De igual manera: “Abandonas a los que se desvían de Tus preceptos, porque todo lo que piensan es mentira” (Salmos 118, 118).
Si todas estas palabras fueron inspiradas por el Espíritu Santo y son ciertas, entonces, hermano, espabilemos y enmendémonos ante el Justo Juez, porque “¡Es sobrecogedor caer en las manos del Dios vivo” (Hebreos 10, 31).
(Traducido de: Sfântul Maxim Grecul, Viața și cuvinte de folos, traducere de Florentina Cristea, Editura Bunavestire, Galați, 2002, p. 62)