Los santos, aunque originarios de lugares diferentes, por medio de la ortodoxia de su vida conforman el tesoro común de la Iglesia. De hecho, son ellos quienes acercan y unen las Iglesias. Entre ellos, Santa Parascheva ocupa un lugar especial. Después de los santos del primer milenio cristiano, venerados por la Iglesia entera, la Piadosa Parascheva, “gran protectora”, goza de una honor extraordinario en Grecia, Bulgaria, Serbia, Rumanía, así como en otros países.

Así como los santos vivieron en una gran humildad, conocida en misterio por Dios, de la misma manera, después de partir a la vida eterna, desearon que muchos aspectos de su vida terrenal —junto a innumerables milagros realizados por ellos— permanecieran también en el anonimato. Por eso, además de los elementos biográficos consignados y preservados por la tradición oral y escrita, ciertamente hay muchísimos más que han quedado, por voluntad de Dios y de los mismos santos, ocultos. De la misma manera y en nuestros días, seguramente muchos de los milagros que siguen realizando han de permanecer en el silencio.

Por todo lo que significa la Santa y Piadosa Parascheva para la Ortodoxia universal, especialmente para la rumana y, ante todo, para la de Moldavia, estamos obligados a mostrar nuestro agradecimiento.

(Traducido de: Pr. Prof Dr. Ion Vicovan, Pr. Cătălin Adumitroaie, Cuvioasa Parascheva, sfânta populară a Ortodoxiei în istoria şi evlavia poporului român, Editura Doxologia, 2011, p. 271)