Prejuicios y supersticiones
¿Qué puede decirse sobre talismanes, campanitas amarradas a la muñeca, brazaletes rojos, entre otras tonterías?
Junto al matrimonio, la llegada de niños a la familia nos permite comprobar la existencia de numerosas sandeces y hábitos absurdos entre las personas, que no pueden sino hacernos reír. Por ejemplo, cuando llega el momento de elegir un nombre para el niño, no escogen el de algún santo, como se acostumbraba hacer, sino que siguen el siguiente ritual: encienden varias lámparas, dándole un nombre distinto a cada una; luego, bautizan al niño con el nombre de la lámpara que duró más tiempo encendida, diciendo que, así, el niño tendrá una larga vida. Pero sucede, más a menudo de lo que se podría esperar, que el niño no llega a vivir tanto, una muestra más de lo mucho que se divierte el astuto, engañando a los incautos. ¿Qué decir de todos esos talismanes, campanitas amarradas a la muñeca, brazaletes rojos, entre otras tonterías? El niño no debe portar consigo nada más que una cruz, que lo protegerá, pero en estos tiempos pareciera que despreciamos a Aquel que logró regresar a Dios el mundo entero, Aquel que asestó un golpe mortal al maligno, destruyendo todo su poder. En cambio, confiamos la protección y la seguridad de nuestros hijos a pulseras, cordeles y talismanes semejantes. ¿Hay algo más absurdo que ésto?
Hay mujeres, nodrizas y sirvientas, que toman con los dedos un poco de lodo después de bañar a los niños y luego les hacen una señal en la frente. Los ungen con barro y si alguien les pregunta cuál es el propósito de esto, responden que aleja calamidades, el mal de ojo y la envidia. ¡Imagínense! ¡Qué grande es el poder del fango y del barro! ¡Puede ahuyentar a todas las huestes del maligno!
Díganme, ¿no les averguenza? ¿Es que no quieren entender de una vez por todas que estas son trampas del astuto, que ya desde el nacimiento quiere entrometerse con sus engaños? Y si el lodo puede proteger del mal de ojo, ¿por qué no se lo ponen Ustedes también en sus frentes? Seguramente Ustedes, adultos, habrán sufrido alguna vez la envidia de los otros... ¿Entonces por qué no se ungen Ustedes con fango? Si ponerse lodo en la frente es algo tan poderoso, ¿por qué no se untan todo el cuerpo con él? Es que es para reírse a carcajadas. Es una comedia maléfica. No sólo hace presa de tremenda burla a los que se dejan engañar con algo así, sino que encima los lleva directo al infierno. Si así actuaran los idólatras, los paganos, no nos sorprendería, pero que lo hagan quienes se dicen cristianos y comulgan de los Sacramentos, quienes leen y discuten temas de espiritualidad, definitivamente es para echarse a llorar.
Dios te ha honrado con su mirra espiritual ¿y tú lo ensucias con lodo? En lugar de hacerte la Señal de la Cruz, que te protege y te hace invencible, ¿tú renuncias a todo y te rebajas hasta llegar a cometer esa estupidez diabólica? Y aunque algunos digan que realizar alguna de estas prácticas no es algo tan relevante, que sepan que tales usos son causa de muchos males y aflicciones y que ni el santo apóstol Pablo permitía el más pequeño de estos hábitos.
¿Cómo puedes darle tu hijo al sacerdote para que lo tome en sus brazos? ¿Cómo pretendes que el sacerdote le haga la Señal de la Cruz sobre la frente, cuando ya antes tú se la ensuciaste con lodo?
¡No, no hagan esto, hermanos! Desde que nacen, protejan a sus hijos con las armas espirituales y enséñenles a practicar por ellos mismos, con su propia manita, la Señal de la Cruz y, mientras logran aprenderlo, hágansela Ustedes. (Homilia XII sobre la Epístola a los Corintios)
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Părinții și educarea copiilor, traducere de Ieromonahul Benedict Aghioritul, Editura Agapis, București, 2007, pp. 25-27)