Palabras de espiritualidad

A propósito de la contemplación

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

No le permitamos a nuestra mente aceptar alucinaciones de los hombres o imágenes pecaminosas que vienen a atormentar nuestro cuerpo, o a inducirnos a la ira y al enojo. Mejor esmerémonos en conservar nuestra mente libre de tal clase de ensueños.

Una mente que ha dejado de contemplar a Dios, se vuelve o carnal, o salvaje (San Marcos el Asceta). En otras palabras, cuando la mente se aleja de los distintos modos de contemplar a Dios —como la oración, la meditación sobre las contemplaciones espirituales y sobre nuestros propios pecados y pasiones, o la reflexión sobre el infierno y sobre las incontables bondades que prodigiosamente Dios rebosa sobre todos nosotros—, los astutos demonios vienen y la llenan con sus propias contemplaciones, que la llevan al abismo de los pecados carnales o a los de la ira y el enfado. Cuando la mente no contempla pensamientos redentores —a excepción de los pensamientos necesarios para poder vivir—, se obsesiona con las contemplaciones pecaminosas y se vuelve carnal o salvaje.

Así, hermanos, estemos atentos a lo que pensamos, de manera que no le permitamos a nuestra mente caer en pensamientos pecaminosos y pasionales, porque esto es una falta muy seria, con consecuencias muy graves. Estemos atentos a nuestra imaginación. No le permitamos a nuestra mente aceptar alucinaciones de los hombres o imágenes pecaminosas que vienen a atormentar nuestro cuerpo, o a inducirnos a la ira y al enojo. Mejor esmerémonos en conservar nuestra mente libre de tal clase de ensueños, de manera que, libre y pura de todas esas cosas, pueda orar permanentemente y tener contemplaciones divinas. Por medio suyo se hará más ferviente y escalará los peldaños celestiales hacia la santificación del alma.

(Traducido de: Comori duhovniceşti din Sfântul Munte Athos – Culese din scrisorile şi omiliile Avvei Efrem, Editura Bunavestire, 2001, p. 335)