Palabras de espiritualidad

A propósito de las lágrimas al orar

  • Foto: Bogdan Zamfirescu

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Las lágrimas manan de los pensamientos puros y constantes, de la concentración, del recuerdo de lo sublime, que viene a la mente y nos conmueve el alma.

Las lágrimas al orar son señales de la misericordia de Dios, de la cual tu alma se ha hecho digna al arrepentirse. Igualmente, ese llanto demuestra que tu alma ha sido aceptada y que ha comenzado a entrar en en territorio de la purificación. Porque, si los pensamientos no se apartan de lo que es meramente terrenal y no renuncian a la esperanza en las cosas del mundo, si no comienzan a despreciar la banalidad de lo pasajero y a prepararse para el perdón, si no llevan al alma a recordarse de los santos que habitan ya en los Cielos, ese llanto sencillamente no brotará.

Las lágrimas manan de los pensamientos puros y constantes, de la concentración, del recuerdo de lo sublime, que viene a la mente y nos conmueve el alma. Estos pensamientos provocan y multiplican aún más las lágrimas al orar.

(Traducido de. Sfântul Isaac SirulCuvinte despre nevoință, Editura Bunavestire, Bacău, 1997, p. 167)

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