A propósito de las virtudes y las pasiones de las fuerzas del alma
Dicen los Santos Padres que el alma tiene tres partes: la mente, que también es llamada “poder razonable”, el poder vehemente y el poder apetente.
Dicen los Santos Padres que el alma tiene tres partes: la mente, que también es llamada “poder razonable”, el poder vehemente y el poder apetente. En estas tres fuerzas o poderes, las virtudes moran de forma natural, y los pecados y las pasiones aparecen después, cuando las virtudes se pierden. Las virtudes del poder razonable son: la fe correcta, el conocimiento, la comprensión, la humildad, la constante esperanza y la dirección de la mente hacia Dios, por medio de los buenos pensamientos, los razonamientos puros y las visiones espirituales auténticas. Por su parte, sus pecados son: la incredulidad, la ignorancia, la falta de un buen entendimiento, la vanagloria, la soberbia, la dispersión de los pensamientos, etc. Las virtudes del poder vehemente son: el amor al prójimo, el afecto, la mansedumbre, el amor a nuestros hermanos, la compasión. Y sus pecados son: el rencor, la envidia, el odio y los pensamientos perversos. Las virtudes del poder apetente son: la sabiduría, el alejamiento de todo lo que es perecedero (como las comidas, las bebidas, etc.), la confianza en Dios con todas nuestras fuerzas y abandonarnos totalmente en Sus manos. Por su parte, los pecados de esta tercera fuerza son: el desenfreno, el amor a las cosas del mundo y el mancillamiento del alma por medio de esas cosas.
(Traducido de: Patericul Lavrei Sfântului Sava, Editura Egumenița, 2010, pp. 89-90)