A propósito del orden de los valores del mundo actual
La verdadera superioridad —es decir, la de los valores morales— es completamente ignorada hoy en día. Si entre nosotros queda alguno de esos seres “superiores”, lo observamos con compasión, como si se tratara de alguien que despierta lástima, como un náufrago en el agitado mar de la vida.
Ser superior significa, hoy en día, hallarse en un nivel social más alto que los demás. Esta es la señal más común de “superioridad”. Para quienes se dedican a las artes y las ciencias, es decir, para los intelectuales, ser superior consiste en ser inteligente e instruido.
La verdadera superioridad —es decir, la de los valores morales— es completamente ignorada hoy en día. Si entre nosotros queda alguno de esos seres “superiores”, lo observamos con compasión, como si se tratara de alguien que despierta lástima, como un náufrago en el agitado mar de la vida.
La superioridad significa superación, tener la capacidad de seguir adelante. Una cosa es superior cuando ha superado, cuando ha dejado atrás algo. Algo es superior, cuando tiene características creadoras, cuando se halla más alto, pero en un sentido moral, no social.
Ser superior a alguien significa sobrepasarlo en amor, en libertad, en entendimiento como acto moral complejo, en poder de sacrificio. Es superarlo en riqueza espiritual.
(Traducido de: Ernest Bernea, Îndemn la simplitate, Editura Anastasia, 1995, p. 91)