Palabras de espiritualidad

A propósito del vínculo entre pecado y enfermedad

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

El enfermo está obligado, en primer lugar, a purificarse del pecado lo antes posible y a reconciliar su conciencia con Dios. Que no nos quepa la menor duda de que esto aplanará el camino para el efecto benefactor de los medicamentos.

El pecado se realiza en el alma y la enferma directamente. Sin embargo, ya que el cuerpo vive por el alma, es normal que un alma enferma no pueda ofrecerle al cuerpo una vida sana.

El solo hecho de que el pecado traiga consigo la oscuridad espiritual tiene ya una influencia insana sobre la sangre, que es la base de la salud física. Y si además pensamos que es el pecado lo que nos aleja de Dios, Quien es la fuente de la vida, porque nos pone en contra de todas las leyes que obran tanto en nosotros como en la naturaleza, nos asombrará el hecho de que el pecador siga vivo después de haber pecado.

La razón de esto es la misericordia de Dios, Quien espera nuestro arrepentimiento y que volvamos a Él. En consecuencia, el enfermo está obligado, en primer lugar, a purificarse del pecado lo antes posible y a reconciliar su conciencia con Dios. Que no nos quepa la menor duda de que esto aplanará el camino para el efecto benefactor de los medicamentos. Algo supe de un médico muy importante, quien no empezaba ningún tratamiento si antes el paciente no comulgaba, y mientras más grave era la dolencia, más exigía que se cumpliera con ese requerimiento suyo.

(Traducido de :Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sofia, București, p. 75)