Una importante estrategia psicológica que utiliza el maligno para ensuciar la mente, el corazón, el cuerpo y el ser humano entero, es la pornografía. Desgraciadamente, este pecado ha alcanzado enormes proporciones en los últimos años.

La imaginación tiene la más fuerte capacidad de penetración en el interior del ser humano. Una imagen o una fotografía se puede grabar de tal forma en tu mente, que el mismísimo demonio puede recordártela durante muchos años. Y cuando se trata de una imagen o una película pornográfica, el daño es aún mayor. Sobre todo, sabiendo que quienes se ensucian la mente con tales imágenes —especialmente, los jóvenes—, difícilmente podrán borrárselas, corriendo el riesgo de convertirse en auténticas obsesiones para toda la vida.

Entonces, debemos estar atentos a lo que vemos, a lo que “grabamos” en nuestra alma con la imaginación. La curiosidad, como siempre, está de más.

Todas estas son artimañas psicológicas del maligno. Su propósito es enfangar las mentes de los hombres, desde los más jóvenes hasta los más viejos.

La pornografía es el arma más destructiva del maligno. He visto cómo hay personas que hasta en su automóvil llevan tal clase de fotografías. ¿Acaso no les da vergüenza frente a sus hijos? ¿Es que no les preocupa embrutecerlos, facilitando su propia destrucción? Me pregunto cómo puede una persona pensar positivamente y tener su mente dirigida a Dios, cuando todo el tiempo tiene enfrente suyo esas imágenes perversas... ¡Pareciera que el demonio les ha raptado la mente a algunos! Luego, que no nos sorprenda la situación actual del mundo. Por favor, ¡cuiden las puras mentes de los niños! ¡No se las ensucien! ¡Ayúdense, ayudándolos a ellos!

(Traducido de: Arhimandrit Ioachim Pârvulescu, Sfânta Taină a Spovedaniei pe înţelesul tuturor, Mănăstirea Lainici – Gorj, 1998, Editura Albedo, pp. 74-75)