¿Puede el sacerdote perdonar nuestros pecados?
Dios nos dio la potestad de perdonarnos los unos a los otros, en el sentido de que todo lo que les perdonamos a los demás y ellos a nosotros, es perdonado de hecho también por Él.
Dios nos dio la potestad de perdonarnos los unos a los otros, en el sentido de que todo lo que les perdonamos a los demás y ellos a nosotros, es perdonado de hecho también por Él, y ya no seremos juzgados por ello. Dios nos cedió, para este propósito, algo de Su poder. Pero, atención, que de Su poder para juzgar no nos cedió nada, porque hemos demostrado el mal uso que hacemos de esa potestad, que ni siquiera nos pertenece, sino que solamente creemos tener. Dios deja que Su bondad circule entre los hombres, como un manantial en canales subterráneos bajo Su tierra, de una planta a otra.
Y si tenemos la facultad de perdonarnos los unos a los otros de forma efectiva, borrándonos recíprocamente nuestras faltas, ¿es posible que el sacerdote, como representante de la Iglesia entera o de la comunidad, asumiendo una función confiada a él por Dios, no tenga la potestad de perdonar las faltas cometidas por sus fieles entre sí, o contra Él? Sin duda tiene esa potestad de perdonar... pero no la de condenar.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 1205 la Avva Dorotei, Diferite învățături de suflet folositoare,traducere, introducere şi note de Pr. Prof. Dumitru Stăniloae, în „Filocalia”, vol. IX, Editura Institutului Biblic și de Misiune al Bisericii Ortodoxe Române, Bucureşti, 1980, p. 631)