¿Puede haber paz en un mundo que excluye a Dios en todo?
La paz es una idea específicamente cristiana y está condicionada por su origen divino. La paz por temor es una verdadera pérdida de la paz. Cristo le ofrece al hombre una paz que viene de Dios. Este es un bien espiritual que no puede ser creado o promovido por las armas.
La paz en el mundo está condicionada por la gloria que se le da o se le rehúsa a Dios. De igual forma, también la paz del alma depende de esas mismas condiciones. La autonomía de la razón, la autonomía de la sociedad humana no puede constituirse como tal, si su precio es la pérdida de la paz, lo cual es, de hecho, una derrota, o, para decirlo con mayor sinceridad, una tragedia inherente a las construcciones que excluyen a Dios.
Tal como no hay enemistad en Dios, tampoco debe haberla entre aquellos que lo tienen a Él como cimiento de su vida. El estado de paz con todas las criaturas es tan grande, que asombra al mundo y lo obliga a reconocer esta obra de Dios.
Dios, vivido con toda la sinceridad de nuestro ser, es el único camino que puede traer la paz a la humanidad. Todas las demás soluciones, separadas de la experiencia del cristianismo, solamente apresuran el apocalipsis.
La paz es una idea específicamente cristiana y está condicionada por su origen divino. La paz por temor es una verdadera pérdida de la paz. Cristo le ofrece al hombre una paz que viene de Dios. Este es un bien espiritual que no puede ser creado o promovido por las armas.
(Traducido de: Părintele Arsenie Boca – Mare îndrumător de suflete din secolul XX, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2002, p. 153)