¡Puedes ver, pero controlando tu corazón!
La lucha espiritual por mantener la pureza de alma presupone la entereza del espíritu frente al pecado, porque nuestro Misericordioso Dios considera tal determinación, pureza.
“El que mire a una mujer, deseándola, ha cometido ya adulterio en su corazón”.
¿Pero cómo se puede evitar, viviendo en sociedad, ver a la mujer? Notemos con atención que no comete adulterio el que simplemente ve a la mujer, sino el que lo hace deseándola. En otras palabras, puedes ver, pero controlando tu corazón. Tomemos de ejemplo a los niños, quienes todo lo ven con ojos inocentes, sin ninguna clase de pensamientos impuros.
Las mujeres deben ser amadas, porque el mandamiento del amor las comprende también a ellas, pero con un amor puro, uno que no tome en cuenta más que el alma y lo espiritual... Sabemos que nuestro Dios no hace diferencia entre hombres y mujeres, por lo cual tal diferencia no debe existir tampoco entre cristianos.
“Pero es difícil”, dirás. Sí, pero nada se consigue sin luchar. Luchar presupone la resistencia del espíritu frente al pecado, y para Dios, esta lucha es ya una forma de pureza.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sophia, București, p. 93)