¿Qué hacer si siento que no puedo amar a Dios?
Por eso es que Dios te da más de lo que mereces, para despertarte el agradecimiento, para que aprendas a amarlo a Él. Porque Dios no le dio al hijo perdido lo que realmente merecía.
Padre, ¿qué podemos hacer si sentimos que no podemos amar a Dios, debido a nuestra dureza de corazón o a nuestros propios pecados?
Sigamos pidiéndole a Él. Para el hijo perdido —quien estaba muerto, pero resucitó, perdido, pero fue encontrado de nuevo—, cuando recibió el verdadero amor de Dios, es decir, el perdón de sus pecados, esto fue algo más importante, más grande que la herencia recibida por parte de su progenitor: “¡Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde!”, cuando, actuando a semejanza del señor Goe (caprichoso personaje de la pieza teatral homónima, autoría de I.L. Garagiale. N. del T.) le pidó al Señor su herencia. ¿Qué hizo Él? Ordenó: “¡Poned un anillo en su mano !”, agregando: “¡Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta!”.
Por eso es que Dios te da más de lo que mereces, para despertarte el agradecimiento, para que aprendas a amarlo a Él. Porque Dios no le dio al hijo perdido lo que realmente merecía.
(Traducido de: Părintele Adrian Făgeţeanu, Viaţa mea. Mărturia mea, Interviuri de Andrei Dârlău, volum coordonat de Ciprian Voicilă, Editura Areopag, București, 2011, pp. 129-130)