¡Qué importante es guardar un equilibrio interior!
Somete tu cuerpo con el ayuno y las vigilias, deléitate con el Salterio y la oración que no cesa. Entonces vendrán a ti la santidad, la sabiduría, y te darán el amor.
La parte irascible del alma puede ser refrenada por medio del amor, en tanto que la parte anhelante es amansada con la templanza, y a la parte racional le damos alas con la oración.
De esta manera, la luz de la mente jamás enceguecerá. De acuerdo con la doctrina ortodoxa, el alma está constituida por tres partes:
a) La parte psíquica (el sentimiento), cuyos pecados son el odio, la envidia y la crueldad.
b) La parte anhelante (la voluntad), cuyos pecados son la codicia, la gula y todos los apetitos carnales.
c) La parte racional (la mente), cuyos pecados son la incredulidad, la herejía, la blasfemia y el orgullo.
La salud del alma depende de la armonía, la relación y el funcionamiento de estas tres partes.
Somete tu cuerpo con el ayuno y las vigilias, deléitate con el Salterio y la oración que no cesa. Entonces vendrán a ti la santidad, la sabiduría, y te darán el amor.
¡No mancilles tu cuerpo con actos oprobiosos ni ensucies tu alma con pensamientos perversos! Solo así la paz de Dios vendrá a tu interior y te concederá el amor.
(Traducido de: Glasul Sfinților Părinți, traducere de Părintele Victor Mihalache, Editura Egumenița, 2008, p. 301)