¡Qué importante es tener un padre espiritual!
No hay nada más triste ni más terrible que no tener quien nos conduzca por los caminos de Dios.
En Proverbios se nos enseña: “Cuando no hay dirección, el pueblo va a la deriva; la salvación depende del número de los consejeros” (Proverbios 11, 14). Estemos atentos a lo que dice la Escritura, que nos exhorta a no creer sólo en nosotros mismos, a no considerarnos una lumbrera, a no creer que podemos guiarnos solos. Necesitamos de auxilio, necesitamos de alguien que nos guíe de acuerdo a lo que Dios quiere. No hay nada más triste ni más terrible que no tener quien nos conduzca por los caminos de Dios.
Porque dice que quien no tiene un guía, “va a la deriva”... y cae como una hoja. La hoja es verde y agradable al principio, cuando crece. Después se va secando, hasta caer. Finalmente, es despreciada, estrujada y pisada por todos.
Lo mismo pasa con el cristiano que no es conducido correctamente. Al comienzo siente agradable ayunar, velar, callar, obedecer, etc. Luego, cuando ese calor comienza a apagarse en su interior —por carecer de un guía que le avive ese fuego—, se va secando en la insensatez, hasta hacerse esclavo del enemigo, quien hace con él lo que le apetece.
(Traducido de: Avva Dorotei, Diferite învățături de suflet folositoare,traducere, introducere şi note de Pr. Prof. Dumitru Stăniloae, în „Filocalia”, vol. IX, Editura Institutului Biblic și de Misiune al Bisericii Ortodoxe Române, Bucureşti, 1980, p. 528