Palabras de espiritualidad

¿Quiénes son esos que luchan por nuestra alma?

    • Foto: Tudor Zaporojanu

      Foto: Tudor Zaporojanu

Debes despreciar totalmente los pensamientos de incredulidad, cual si procedieran del demonio mismo: su propósito es usurpar aquello por lo que luchas, para arrojarte luego a la muerte espiritual.

Los logros del buen discípulo son siempre importantes. Quienes obedecen a sus padres espirituales y no los entristecen con nada, suelen obtener victorias angélicas. Obedeciendo, el discípulo recibe un enorme don. El Apóstol Pablo, además de formar a los cristianos, instituyó la obediencia como fundamento de las virtudes, es decir, el hecho que debemos contentar a nuestros padres espirituales con nuestro progreso espiritual, porque ellos velan, como se dice, por nuestra alma.

No es correcto entristecer o hacer sufrir a quienes luchan por nuestra alma. Cuando no obtenemos ningún provecho ni descanso en la obediencia, es que algo no funciona, algo se nos está escapando. Cuando el discípulo es orientado por un anciano sobre cómo proceder en determinado asunto, que no crea que se trata de simples palabras. En esencia son mandatos, aunque no tengan un tono imperativo.

Debes despreciar totalmente los pensamientos de incredulidad, cual si procedieran del demonio mismo: su propósito es usurpar aquello por lo que luchas, para arrojarte luego a la muerte espiritual.

(Traducido de: Avva Efrem FilotheitulSfaturi duhovniceşti, traducere Părintele Victor Manolache, Editura Egumeniţa, Alexandria, 2012, p. 117)