¡Recibamos a Cristo en la Eucaristía!
Por eso es que celebramos la Divina Liturgia, porque cada vez Jesucristo vuelve a crucificarse y ofrendarse a nosotros en la Eucaristía, haciéndonos parte de los dones de Dios.
Así como el anciano Simeón recibió a Cristo en sus brazos, así también nosotros recibámoslo en nuestro corazón y en todo nuestro ser, con la forma del Pan y el Vino, Cuerpo y Sangre de Cristo, como decimos en nuestras oraciones previas a la Comunión.
Por eso es que celebramos la Divina Liturgia, porque cada vez Jesucristo vuelve a crucificarse y ofrendarse a nosotros en la Eucaristía, haciéndonos parte de los dones de Dios.
Por lo tanto, cuando comulgamos, hagámoslo como si fuera la primera y última vez, como si mañana tuviéramos que morir, con tanto estremecimiento, fe y el deseo de unirrnos a Dios.
(Traducido de: Preot Nicolae Tănase, Să nu-L răstignim iarăşi pe Hristos, Editura Agaton, Făgăraș, 2011, p. 27)