Recomendaciones para la vida del cristiano
Renunciemos a las preocupaciones pasajeras, a hablar mucho, al orgullo, a la amistad con las cosas del mundo, y procuremos orar mucho más.
Pensar en la muerte es algo muy beneficioso, porque nos hace humildes y nos da fervor en la oración, algunas veces acompañándola con nuestras lágrimas.
Es importante que los monjes visiten con frecuencia el cementerio del monasterio y hablen con los difuntos, porque estos les responderán, más o menos en estos términos: “Lo que tú eres hoy, nosotros lo fuimos ayer. ¡Y lo que nosotros somos hoy, lo serás tú mañana!”
Esas palabras son muy ciertas y nos pueden ayudar muchísimo. Renunciemos a las preocupaciones pasajeras, a hablar mucho, al orgullo, a la amistad con las cosas del mundo, y procuremos orar mucho más.
Es de gran utilidad que todos, incluso los más jóvenes, leamos diariamente el Nuevo Testamento, las vidas de los santos y las enseñanzas de los Santos Padres, para que poco a poco comencemos a imitarlos.
(Traducido de: Părintele Paisie Olaru, Părintele Paisie duhovnicul, Editura Mitropoliei Moldovei şi Bucovinei, Iaşi, 1993, p. 58-59)