Recomendaciones para la vida en el monasterio
Si el monje se acostumbra a permanecer en su celda, fácilmente crecerá en la oración y en la vida espiritual.
«La joven que ha decidido entregar su vida a Dios, debe, a toda costa, apartarse no solamente de las cosas, sino también de los malos pensamientos. Su alma debe resplandecer de pureza y presentarse sin mancha ante Cristo, el Novio. Así, como monja, no es conveniente que saludes a todo el mundo, o que mires todo el tiempo por la ventana, o que visites las demás celdas. Permanece en tu lugar y así conservarás la paz. Si el monje se acostumbra a permanecer en su celda, fácilmente crecerá en la oración y en la vida espiritual. Pero si se habitúa a ir de celda en celda, terminará perdiendo toda su paz interior y en ninguna parte será de provecho».
(Traducido de: Starețul Anatolie de la Optina, Editura Doxologia, Iași, 2012, p. 108)