¡Reconcíliate con Dios y encontrarás sosiego!
Verás que pronto vendrán a ti Sus bondades. Recibe la ley de Su propia boca y guarda Sus palabras en tu corazón.
Ya desde los inicios de su “locura por Cristo”, el joven Teófilo conoció, en la Academia, al estudiante Pedro Gabrilovich Krijanovski. Entre ambos surgió una amistad como de hermanos. Gustaban aquellos jóvenes de dialogar sobre los temas de la redención, meditando sobre el destino del hombre, el vacío del mundo y la vida eterna.
El beato Teófilo, viendo la virtud y el obediente corazón de su amigo, se esforzaba en fortalecer y hacer fructificar, en su corazón, las benévolas semillas de la palabra de Dios.
“Reconcíliate con Dios”, le insistía Teófilo a su amigo. “Reconcíliate con Él y encontrarás sosiego. Verás que pronto vendrán a ti Sus bondades. Recibe la ley de Su propia boca y guarda Sus palabras en tu corazón. Y si cumples con tus promesas, la luz guiará tus caminos” (Job 22, 21-22; 27-28).
(Traducido de: Vladimir Znosko, Sfântul Teofil cel Nebun pentru Hristos - Viața și acatistul, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 10)