San Porfirio y la necesidad del discernimiento
Ahora sé que no debemos ser fanáticos en la práctica de nuestra fe.
Una vez, al preguntarle cómo y cuándo llegó al Monte Athos, el padre Porfirio me respondió: “Me fui cuando tenía doce años, siguiendo el ejemplo de San Juan Calivitis. A los veinte años fui ordenado sacerdote, y un año después fui investido como padre espiritual. Al cominezo, carente de la necesaria experiencia, les imponía cánones de penitencia muy severos a los monjes y laicos que venían a confesarse conmigo. Por eso, muchos de ellos volvían al poco tiempo y me decían que ya no podían seguir cumpliendo con el canon establecido. Sólo después me di cuenta de lo estricto que había sido al comienzo, como dije, debido a mi inexperiencia. Además, era muy celoso en las cosas de la fe. Por eso, una vez que fui a visitar a mi familia y encontré a mi padre leyendo un Evangelio interpretado, se lo quité de las manos y lo rompí. ¡Qué error tan grande! Ahora sé que no debemos ser fanáticos en la práctica de nuestra fe”.
(Traducido de: ANASTASIOS SOTIRIOS TZAVARAS, Amintiri despre Bătrânul Porfirie, Editura Bunavestire, Bacău, 1999)