San Siluano de Athos, convidado a un cigarrillo
"Antes de encender tu cigarrillo, repite una vez el Padre Nuestro..."
En el año 1905, el padre Siluano (San Siluano), estuvo viviendo algunos meses en Rusia, estancia que aprovechó para visitar muchos monasterios. En uno de sus viajes en tren, le tocó sentarse frente a un comerciante quien, en un momento dado y con un gesto amistoso, abrió su tabaquera de plata, ofreciéndole al padre Siluano un cigarrillo. Éste agradeció el ofrecimiento, pero rehusó tomarlo. El comerciante le preguntó entonces:
“—Padre, ¿lo rechaza porque cree que fumar es pecado? Sepa Usted que fumar es, algunas veces, de mucha ayuda en los momentos difíciles. Fumar te relaja y te ofrece una pausa de algunos minutos. Fumar te ayuda también algunas veces a terminar más fácilmente lo que estás haciendo; es también un pretexto para entablar conversación y, en general...”
Palabras más, palabras menos, el hombre siguió intentando convencer al padre Siluano a que tomara el cigarrillo. Finalmente, el padre Siluano decidió responderle:
“—Bien. Antes de encender tu cigarrillo, repite una vez el Padre Nuestro”.
Oyendo tales palabras, el comerciante protestó:
“—¡Orar antes de fumar, me parece, Padre, cuando menos, inoportuno...!”
Entonces, el Padre dijo:
“—Lo mejor, entonces, es evitar hacer algo que no pueda ser precedido por una oración”.
(Traducido de: St. Silouan the Athonite, Archim. Sophrony. Monastery of St. John the Baptist, Essex, England, 1991, p. 70)