Palabras de espiritualidad

“Señor, ¿cómo hago para no caer en pecado y no privarme de Tus promesas?”

    • Foto: Constantin Comici

      Foto: Constantin Comici

Cuando, a semejanza de los santos, queremos presentarle a Dios una contrición verdadera hasta la muerte, no tenemos permitido preguntarnos cosas como: “¿Por qué me pasan estas cosas? ¿Por qué yo? ¿Por qué te comportas así conmigo, Señor?”. 

Tal como la entrega de la Madre del Señor aceleró la llegada del momento en que su Hijo habría de mostrar Su gloria para fortalecer en la fe a los discípulos, también los santos, por la perseverancia de su fe y su esperanza que está más allá de cualquier esperanza, adelantan el momento de la gran misericordia de Dios. Puede que no siempre entiendan por qué el Señor permite tales pruebas en sus vidas, pero se mantienen firmes en la confianza de que toda la justicia y toda la virtud son cosas de Dios, Quien es alabado y amado por siempre.

El padre Sofronio decía que, cuando, a semejanza de los santos, queremos presentarle a Dios una contrición verdadera hasta la muerte, no tenemos permitido preguntarnos cosas como: “¿Por qué me pasan estas cosas? ¿Por qué yo? ¿Por qué te comportas así conmigo, Señor?”. Para nosotros, la verdadera sabiduría queda patente con la pregunta: “Señor, ¿cómo hago para no caer en pecado y no privarme de Tus promesas?.

Aunque no sean muchos, los testimonios bíblicos sobre la vida de la Madre del Señor son como auténticas perlas que nos abren el camino al entendimiento de los misterios de Dios. El milagro obrado por el Señor en Caná tenía como propósito fortalecer la fe de los discípulos, porque era debido que Cristo se revelara antes a ellos, y después a las multitudes. Cuando el Señor convirtió el agua en vino, los ojos de los discípulos se abrieron. Al mismo tiempo, en la vida de la Madre del Señor ocurrió una gran transformación: hasta entonces, Cristo le había obedecido a ella ante la ley, pero, desde ese momento, ella se sometió a su Hijo, como Madre y también como sierva Suya. El objetivo de nuestra vida es reflejar en nuestros actos la gloria de Dios, gloria para la cual Él nos creó desde el principio y nos cuida sin cesar.

(Traducido de: Arhimandritul Zaharia Zaharou, Adu-ți aminte de dragostea cea dintâi (Apocalipsa 2, 4-5) – Cele trei perioade ale vieții duhovnicești în teologia Părintelui SofronieEditura Doxologia, Iași, 2015, pp. 233-234)