¡Señor, que se haga Tu voluntad en nuestra vida!
Porque no sabemos si todas nuestras peticiones nos son realmente útiles, siempre es bueno terminar de orar con las siguientes palabras: “Señor, Tú que lo sabes todo, ayúdanos para que esta oración que hacemos frente a Ti sea de acuerdo a Tu santa voluntad... Así, que se haga Tu voluntad en nuestra vida.”
Sucede alguna vez que Dios no responde inmediatamente a nuestras oraciones, así como dije antes. Santa Mónica —madre del Beato Agustín— durante dieciocho años le pidió a Dios que su hijo volviera a la fe. Y su perseverancia en la oración resultó agradable a Dios, porque la escuchó en verdad, volviendo a su hijo al camino de la salvación, pero no de cualquier manera, sino lleno de la belleza que significa la vida cristiana moldeada por la gracia divina.
Ya que no sabemos si todas nuestras peticiones nos son realmente útiles, siempre es bueno terminar nuestra oración con las siguientes palabras: “Señor, Tú que lo sabes todo, ayúdanos para que esta oración que hacemos frente a Ti esté de acuerdo con Tu santa voluntad... así, que se haga Tu voluntad en nuestra vida.
(Traducido de: Arhimandrit Sofian Boghiu, Smerenia și dragostea - însușirile trăirii ortodoxe, Ediția a II-a revizuită si adăugită, Editura Fundația Tradiția Românească, București, 2002, p. 102)