Ser un verdadero creyente
El hombre espiritual desea la vida eterna, no solamente porque la Escritura le dice que su belleza es inefable y está llena de felicidad, sino porque, en parte, ya la ha probado y sabe cuán dulce y agradable es.
Quien en verdad ha encontrado al Señor, quien vive con Él, quien sabe aferrarse a Él y derretirse en amor y devoción por las cosas del alma, ese tiene, también aquí, en la tierra, momentos en los que puede gustar el gozo y la dulzura de la vida y la felicidad eternas.
Para una persona así, el Paraíso empieza aquí, en la tierra… Su principal anhelo es la vida eterna. El hombre de fe, el hombre espiritual desea la vida eterna, no solamente porque la Escritura le dice que su belleza es inefable y está llena de felicidad, sino porque, en parte, ya la ha probado y sabe cuán dulce y agradable es.
Ya desde este mundo, el hombre de fe vive un inicio de la vida y la felicidad celestiales.
(Traducido de: Preotul Iosif Trifa, Oglinda inimii omului, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2009, p. 88)