Si amas a Dios, no queda sitio para el miedo en tu corazón
Cuando amas a Dios, no queda lugar para el temor en tu corazón. Porque, al final, ¿a qué podrías temerle?
No tenemos que permitir que el temor entre en nuestro corazón. Y es que, a pesar de todo, cuando amas a Dios, no queda lugar para el temor en tu corazón. Porque, al final, ¿a qué podrías temerle? Esta es la pregunta que les lanzo a todos los que se me acercan para plantearme sus miedos. ¡No temas! ¿A qué le temes? ¿A la muerte? ¡Piensa que ya estás muerto, y se acabó el problema! Es decir, cuando hayas superado el miedo a la muerte, te sentirás libre...
O puede suceder que sientas miedo, por ejemplo, a que te pase algo en los ojos… y, de la nada. ¡empiezan a dolerte! Esto me pasó a mí también. Tuve problemas con los ojos. ¿Y? Si es la voluntad de Dios y crees que vas a perder la vista, así será. ¡Pero, espera! Espera con fe y paciencia. Nada más. Porque, a menudo, pasa un largo tiempo hasta que Dios cumple Sus disposiciones.
(Traducido de: Maica Gavrilia. Asceta iubirii, Editura Episcopiei Giurgiului, Giurgiu, 2014, pp. 282-283)