Palabras de espiritualidad

Si amas a Dios y a tu semejante, Él te dará la humildad

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

El humilde cree que todo depende de Cristo, Quien le otorga Su gracia, y así avanza. El que tiene la santa humildad, vive desde ya en la iglesia que no está en este mundo. Tiene siempre la alegría de Cristo, incluso en lo desagradable que le toque vivir.

El humilde cree que todo depende de Cristo, Quien le otorga Su gracia, y así avanza. El que tiene la santa humildad, vive desde ya en la iglesia que no está en este mundo. Tiene siempre la alegría de Cristo, incluso en lo desagradable que le toque vivir. Esto es algo que puede observarse en la vida de los santos. ¿Qué era el Apóstol Pablo? Un hombre, como nosotros. ¿En qué se convirtió? En instrumento de Dios, en una vasija elegida. Traigo a colación sus palabras: “Ya no vivo yo, sino Cristo vive en mí... Porque para mí, la vida es Cristo y la muerte una ganancia”. Ardía en el amor de Cristo. La humildad lo elevó tanto. No existe otra cosa más alta que arder por Dios.

Si tenemos amor a Dios y a nuestro semejante, Dios nos otorgará la humildad, nos santificará. Al contrario, si no lo hacemos, si nos dejamos llevar por la desidia, el maligno nos atormentará, vengándose de nosotros el hombre viejo... entonces todos los demás nos harán mal y nos quejaremos diciendo, “¿Por qué dejaste esto aquí? ¿Por qué lo dejaste allá?”. Entonces nos daremos cuenta que es debido a nuestros afanes y esfuerzos. Y diremos, “¿Cómo he llegado a este estado? ¿Por qué actúo así?”, sin entender de dónde proviene todo, cuando se trata de la venganza de los instintos.

(Traducido de: Ne vorbeşte părintele Porfirie – Viaţa şi cuvintele, Traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumeniţa, 2003,  pp. 257-258)

 

Leer otros artículos sobre el tema: