Palabras de espiritualidad

Si juzgamos a los demás, la Gracia se va de nosotros

    • Foto: Catalin Acasandrei

      Foto: Catalin Acasandrei

Pidámosle a nuestro Piadosísimo Dios que aparte a nuestro enemigo, el astuto demonio, porque nosotros, que somos débiles, fácilmente caemos en sus redes.

«¡Que no te asombre que, con el permiso de Dios, tengas que luchar contra los pensamientos de desenfreno, especialmente imágenes diabólicas, y que el maligno te induzca semejantes ideas impuras en la mente! Debes saber, hija mía amada, que nada de esto es coincidencia, sino por haber despreciado a otros que, siendo más débiles, han caído (en esos pecados). Se puede ver que, en tu mente, silenciosamente los has juzgado. Esta es la razón por la cual también la Gracia de Dios, en misterio, se aparta un poco de nosotros, y el demonio, viéndonos desamparados, se venga y nos arroja a tales pensamientos e imágenes bochornosas. Pero, nosotros, viéndonos así atormentados, extenuados, golpeados y heridos, lo que debemos hacer es correr al verdadero Médico de almas y cuerpos, a nuestro Señor Jesucristo, como si fuéramos inocentes niños, sabedores por experiencia de nuestra debilidad e indignidad. Y pidámosle a nuestro Piadosísimo Dios que aparte a nuestro enemigo, el astuto demonio, porque nosotros, que somos débiles, fácilmente caemos en sus redes. ¡Y que el Señor nos libre de todas las flechas del enemigo!». (Santo y Venerable León de Óptina)

(Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2009, pp. 35-36)