Palabras de espiritualidad

Sí, las pruebas tienen un sentido

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Las tentaciones (pruebas) son un elemento necesario en nuestra vida y un medio indiscutible para llegar a la restauración y alcanzar la salvación.

Se llaman “tentaciones” (pruebas), porque nos tientan y, al mismo tiempo, nos enseñan a adquierir experiencia. Las tentaciones son el resultado de nuestra traición, porque hemos rechazado permanecer en el sitio en donde Dios nos dejó. Todas las hostilidades, cargas, obstáculos y complicaciones de la vida se llaman “tentaciones”, porque tientan e impiden nuestra serenidad, nuestra paz. No obstante, si estamos atentos, podríamos obtener beneficio de ellas.

Las tentaciones son de dos clases: naturales y adquiridas. Las tentaciones naturales son las que provienen de los cambios en nuestro medio natural. Esto ocurre sea por la Providencia de Dios, o provocado por las fuerzas que dominan el mundo. Las tentaciones adquiridas son las que surgen cuando lo irracional penetra en nuestros pensamientos y en nuestras acciones.

La causa de todo esto es nuestra propia apostasía, misma que provocó una triple revuelta: en contra del Creador, en contra de nuestra propia persona y en contra de lo que es natural. Esta revuelta múltiple vino a volcar la armonía establecida por el Creador, introduciendo la corrupción, el sufrimiento y, finalmente, la muerte. La amorosa sabiduría de Dios intervino, entonces, y nos otorgó la contrición (metanoia), que nos permite sanar y lograr “un arreglo útil”. Si confesamos nuestra culpa y, con esperanza y paciencia, hacemos frente a todos los sucesos de la vida, como un castigo justo por parte de Dios, los transformaremos en algo que es verdaderamente de provecho. “En Dios puse toda mi esperanza. Él consolidó mis pasos(Salmos 39,1-3) y “el que sea paciente hasta el final, ese se salvará” (Mateo 10,22).

Si concientizamos el “misterio del cambio”, estaremos imitando a nuestro Señor, Quien demostró con Su ejemplo que la paciencia ante las diversas aflicciones de la vida, termina transformándolas en dimensiones provechosas para la salvación. “Por medio de muchas aflicciones debemos entrar al Reino de Dios” (Hechos 14,22); “Muchas son las penas de los justos (Salmos 33,18); “Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros (Juan 15,20); “¡Qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida! (Mateo 7,14). Y la más clara de todas: “Aquel que no toma su cruz y me sigue, no es digno de Mí” (Mateo 10,38). En todos estos pasajes de la Biblia encontramos que las tentaciones (pruebas) son un elemento necesario en nuestra vida, y un medio indiscutible para llegar a la restauración y alcanzar la salvación.

(Traducido de: Gheronda Iosif Vatopedinul ,Dialoguri la Athos, Editura Doxologia, p. 58-60)