Si no nos enamoramos de tal forma que sintamos que “las columnas del cielo” caen sobre nosotros, no debemos casarnos
Es preferible, ante todo, que nos guste la persona con todo y sus defectos. Pero si no nos gusta, si no nos enamoramos de tal forma que “las columnas del cielo” caigan sobre nosotros, no debemos casarnos.
Como cualquier persona, tu novio o tu novia tiene defectos. La pregunta es si eres capaz de soportar esos defectos. Por ejemplo, una muchacha empieza una relación con un muchacho que fuma, es bebedor y además es grosero. Un día, ella se detiene a pensar: “¿Podré aguantar todo eso, durante el resto de mi vida, si me caso con él?”. Si la respuesta es positiva, comenzará el noviazgo. Si no, renunciará a la relación, porque Dios nos creó a todos con belleza, pero es que también debe tomarse en cuenta las afinidades de cada quien. Es preferible, ante todo, que nos guste la persona con todo y sus defectos. Pero si no nos gusta, si no nos enamoramos de tal forma que sintamos que “las columnas del cielo” caen sobre nosotros, no debemos casarnos, debemos esperar más, analizar mejor, porque sólo así se resiste en el matrimonio. Y todos estos obstáculos, todos estos problemas que aparecen en la vida marital, niños, niños enfermos, enfermedades, carencias materiales, dificultades financieras, conflictos con vecinos, problemas con parientes, todo se puede soportar si vives junto a un ser que te gusta locamente en todos los aspectos.
(Traducido de: Părintele Nicolae Tănase, Soț ideal, soție ideală, Editura Anastasis, 2001, p. 23)