Palabras de espiritualidad

Si no puedes amar, al menos no odies

    • Foto: Bogdan Zamfirescu

      Foto: Bogdan Zamfirescu

Cristo no quiere que sientas enfado hacia nadie, mucho menos ira u odio. Él no quiere que te acuerdes del mal sufrido, especialmente por las cosas de este mundo, pasajeras.

Contiene la impetuosidad de tu alma con el amor; debilita su lado irreflexivo con la templanza; ofrécele alas a su lado racional con la oración. Sólo así la luz de tu mente permanecerá siempre encendida.

Al amor lo debilitan la deshonra, el perjuicio y la difamación, sea que se dirijan en contra de la fe o en contra de la vida. Luego, las luchas, las heridas y todo lo demás. Y esto puede sucederle a la misma persona, o a su familia y amigos. En consecuencia, el que extingue el amor con algo de lo mencionado, desconoce el objetivo de los mandamientos de Cristo.

Esfuérzate todo lo que puedas en amar a todos. Y si no lo consigues, al menos no odies a nadie. Pero no podrás hacer nada de esto si antes no desprecias las cosas de este mundo.

¿Te ha maldecido alguien? No lo odies. Odia al demonio que le indujo a hacerlo. Porque si odias al que maldice, odias al hombre y vulneras, así, el mandamiento. Y lo que aquel hizo con palabras, tú lo estás haciendo con tu acción. Y si lo que quieres hacer es cumplir con el mandamiento, demuéstrale también tu amor. Y si puedes, ayúdalo a escapar del mal.

Cristo no quiere que sientas enfado hacia nadie, mucho menos ira u odio. Él no quiere que te acuerdes del mal sufrido, especialmente por las cosas de este mundo, pasajeras. Los cuatro evangelios nos hablan de ello.

Mucho es lo que decimos, pero poco lo que efectivamente hacemos. Nadie debe retorcer la palabra de Dios con su desidia. Al contrario, debemos confesar nuestra debilidad, sin escondar la verdad de Dios. Así evitaremos hacernos culpables, no sólo de infringir los mandatos de Dios, sino también de desfigurar la palabra de Dios.

(Traducido de: Sfântul Maxim Mărturisitorul, Capete despre dragoste, IV, 80-85, în Filocalia II, traducere din greceşte, introducere şi note de pr. prof. dr. Dumitru Stăniloae, Editura Humanitas, Bucureşti, 2009, p. 110)

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