Si sientes el deseo de orar por tu hermano, ¡simplemente hazlo!
Cuando sientes el deseo de orar por alguien, es señal de que el Señor Mismo quiere apiadarse de esa alma.
El Señor quiere salvar a todos los hombres y, en Su bondad, llama hacia Él al mundo entero. Él no priva al alma de la voluntad, y, por medio de Su Gracia, la dirige al bien y la atrae a Su amor. Cuando Dios quiere apiadarse de alguien, inspira a otros el deseo de orar por él y los ayuda en su oración. Ciertamente, es importante saber que, cuando sientes el deseo de orar por alguien, es señal de que el Señor Mismo quiere apiadarse de esa alma y escucha con clemencia tus oraciones. Eso sí, no hay que confundir el deseo de orar que es inspirado por el Señor, con el deseo provocado por el vínculo vicioso que te une con aquel por quien quieres orar.
Cuando la oración brota con sinceridad desde el pesar por alguien que aún vive o por un difunto, está libre de toda impureza. En esta oración, el alma se entristece por su semejante y ora con todo el corazón, y esto es ya un signo de la misericordia de Dios.
(Traducido de: Cuviosul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii și iadul smereniei, Editura Deisis, Sibiu, 2000, p. 230)