Siempre podemos dar algo
El que dé algo de lo poco que tiene, será considerado como si hubiera dado más que el que da mucho, siendo rico.
El mandamiento de practicar la compasión y la caridad no fue dictado únicamente para los ricos, sino también para los que tienen poco, incluso para aquellos que apenas logran ganarse el pan de cada día. Porque nadie es tan pobre, que no tenga las dos monedas de la viuda del Evangelio (Marcos 12, 42). El que dé algo de lo poco que tiene, será considerado como si hubiera dado más que el que da mucho, siendo rico.
El valor de la caridad no depende de cuánto damos, sino de la intención con que damos. Por eso, no debemos fijarnos en la viuda y en lo poco que dio, sino en el hecho de que ya no le quedaba nada más, y, a pesar de eso, no se lamentó por el sacrificio que acababa de hacer. De cierta forma, ella dio toda su riqueza, todo lo que tenía.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, Editura Egumenița, Galați, 2007, p. 280)