Sin Cristo, todo es oscuridad y demencia
Es muy útil que cada uno se reconozca ignorante frente a la infinita sabiduría de Cristo, porque solo así cada uno podrá también hacerse sabio, en Cristo.
El conocimiento de este Reino, que nos reveló Cristo Redentor, es inconfundiblemente más grande que cualquier otro conocimiento. Solamente en la luz de este conocimiento de Cristo, todo otro conocimiento adquiere un sentido y un valor, así como lo dice el gran apóstol:
“Más aún, todo lo considero al presente como peso muerto, en comparación con eso tan extraordinario que es conocer a Cristo Jesús, mi Señor. A causa de él ya nada tiene valor para mí, y todo lo considero como pelusas mientras trato de ganar a Cristo. ” (Filipenses 3, 8).
De esta manera, sin Cristo, todo es oscuridad y demencia. Y aquel que, siendo mortal, busca la verdadera sabiduría, es decir, la sabiduría celestial que ilumina nuestra vida en esta Tierra y a toda criatura bajo el Cielo, ése considerará una locura cualquier conocimiento mundano en sí mismo y el que venga de los demás, porque no le llevará más allá del sepulcro. Porque, ciertamente, es una locura cualquier sabiduría que se da a sí misma ese nombre, estando lejos de Dios, Quien vive y es Uno, y lejos de Cristo Resucitado y Su Reino de eterna luz y felicidad.
Así las cosas, es muy útil que cada uno se reconozca ignorante frente a la infinita sabiduría de Cristo, porque solo así cada uno podrá también hacerse sabio, en Cristo.
(Traducido de: Episcop Nicolae Velimirovici, Răspunsuri la întrebări ale lumii de astăzi, volumul I, Editura Sophia, Bucureşti, 2002, pp. 134-135)