Sin el auxilio de Dios no podemos hacer nada
Solamente por medio de estos sacrificios espirituales y físicos es posible destruir el mal, mientras las virtudes crecen y se fortalecen.
Aquel que desee purificarse de sus pasiones, primero tiene que morir para el mundo y, después, confiarse a los sacrificios de la verdadera templanza, la paciencia agradecida, la auténtica humildad, el sufrimiento, la oración incesante y el amor espiritual, porque solamente por medio de estos sacrificios espirituales y físicos es posible destruir el mal, mientras las virtudes crecen y se fortalecen. Con el sufrimiento mueren las pasiones del cuerpo, en tanto que, con la humildad y el amor, mueren las pasiones del alma.
Decidámonos, entonces —soportando todo con un buen corazón—, a sufrir con valentía lo que venga sobre nosotros sin el concurso de nuestra voluntad, y perseveremos en los sacrificios que nos corresponde asumir. Lo que viene a nosotros sin nuestra voluntad, son solamente aflicciones y necesidades, en tanto que los sacrificios voluntarios son cosas que nosotros mismos podemos emprender de cualquier manera: con el ayuno, las vigilias, etc. Sin embargo, tanto para lo uno como para lo otro tenemos que atraer, con nuestras oraciones, la Gracia de Dios. porque sin Él no podemos avanzar, por mucho fervor que haya en nuestro anhelo.
(Traducido de: Patericul Lavrei Sfântului Sava, Editura Egumenița, 2010, pp. 90-91)