Sobre el bautizo de los niños
Debes saber que todos esos niños que recibas de la pila bautismal, en la segunda venida del Señor te acompañarán hasta las puertas del cielo. Imagínate el honor que esto representa y la vergüenza que es para los espíritus de la maldad.
Un día, cuando el beato Nifón descansaba en su celda, vino a visitarlo un dignatario, quien le dijo:
“—He venido a visitarte, Padre, para recibir alguna enseñanza de parte tuya, porque mi alma se entristece mucho por culpa de un pensamiento que no sé de dónde viene.”
“—El maligno te mintió —le respondió el piadoso sacerdote— cuando te advirtió que no recibirás ninguna recompensa por parte de Dios, por los niños que has apadrinado en bautizo. Mira lo que dice el Evangelio, 'El que los recibe a Ustedes, a Mí me recibe' y, tomando un niño en brazos, dijo nuevamente, 'El que recibe a este niño en Mi nombre, a Mí me recibe y quien me recibe a Mí, recibe a Aquel que me envió'. ¿Quién podría ser, entonces, más felíz que tú, que has recibido a Cristo por medio de algunos pequeños y, recibiendo a Cristo, has recibido también al Padre celestial?
Ve, entonces, hijo, y sigue haciendo el bien, como lo has hecho hasta ahora, porque todo eso es agradable a Dios. Debes saber que todos esos niños que recibas de la pila bautismal, en la segunda venida del Señor te acompañarán hasta las puertas del cielo. Imagínate el honor que esto representa y la vergüenza que es para los espíritus de la maldad.
Un grupo de ángeles, en igual número al de los niños que llevaste al bautizo, portando cirios encendidos, te acompañarán hasta el trono de Dios y, de ahí, hasta el lugar en donde habrás de descansar. Te honrarán, así como tú honraste a Cristo en esos bautizos. Y es que la pila bautismal es como otra Virgen, que tiene a Cristo en sus brazos. ¡Entonces, hazte un Simeón, para que puedas recibir al Divino Niño en la imagen de los niños que ayudaste a iluminar!”
(Traducido de: Un episcop ascet, Viața și învâțâturile Sfântului Ierarh Nifon, Ed. Mănăstirea Sihăstria, 2010, p. 166)